Estos últimos días han estado llenos de emoción en el FAN con la llegada de John Connolly, la gran gala de entrega de premios, un debate sobre la igualdad etc. Voy a necesitar varias ‘Ratoneras’ para contaros todo.

Mientras esperaba a John Connolly el martes a las 23 horas en la estación Delicias (y sentía cómo se me congelaban las extremidades), repasé mentalmente lo que le quería decir cuando le viera, por si acaso los nervios hacían que me olvidara de hablar inglés y solo supiera recitarle canciones de los Beatles. Tan ocupada estaba en ponerme nerviosa, que no le vi subir las escaleras mecánicas. Había pensado llevarme una pancarta, como en las películas, con su nombre escrito en Arial Black pero al final llevé su último libro, ‘La canción de las sombras’, bajo el brazo.

Al final fue él quién se acercó, me reconoció y resultó ser una de las personas más amables y simpáticas que he conocido. Se interesó enseguida por conocer detalles del festival y, tras dejar sus maletas en el hotel, quiso saber cuáles eran los sitios más importantes de la ciudad que podía visitar al día siguiente pues tenía la intención de perderse en Zaragoza, descubrir sus rincones. El Teatro Romano, la Aljafería, El Pilar, varios museos… el día 25 le cundió y hasta pudo trabajar un poco en su nueva novela. Tras una gira de promoción intensa, Connolly no parecía llegar a creerse que podía disponer de un día libre para él solo en una ciudad desconocida. Cuando pasamos por la Basílica del Pilar en el taxi quedó anodadado y dijo «it’s huge!» (¡Es enorme!).

Siempre choca que alguien que escribe sobre crímenes terribles y en cuyos libros campa el mal a sus anchas, sea tan encantador. El día 26 por la mañana, mientras el equipo de producción preparaba la gala, John Connolly tuvo las entrevistas con la prensa. Se esforzó por hablar un poco de español, tuvo paciencia con las traducciones y se mostró solícito con los periodistas, a quienes obsequió con CDs que él mismo hace con bandas sonoras para sus novelas.

Si su persona (así como su personaje estrella, Charlie Parker) es fascinante, más lo es si cabe su discurso. A pesar de escribir sobre el mal, cree en la bondad de las personas y en el poder de la compasión y la empatía. Sostuvo que creía en la unión de la literatura con la sociedad, en el poder que tiene la novela negra para dar a conocer problemas sociales. En sus libros, dijo, habla de «política con ‘p’ minúscula», pues nadie quiere oír sermones. Sobre el tema de Trump se mostró cuidadoso y dijo que «hay que ser sutil con quien no lo es».

En la gala (podéis leer la crónica aquí), Connolly atrajo todas las miradas y habló con todo aquel que se acercó hasta la mesa donde firmó libros, incluso obsequió a quienes le habíamos acompañado en estos días. Un detalle: aprendió a firmar los libros con una dedicatoria en español. Quizá, después de esta primera visita de John Connolly a Zaragoza, sea el turno de que a Charlie Parker le toque resolver un caso en esta ciudad. Quién sabe…

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