ZARAGOZA | JUAN MARI SAURAS

  • Gustavo Martín Garzo presenta su nueva novela ‘La rama que no existe
  • A través de la historia de un triángulo amoroso el autor invita a reflexionar sobre la importancia del arte y los sentimientos

El Ámbito Cultural del Corte Inglés recibía en el marco del Festival Aragón Negro la visita de lujo de Gustavo Martín Garzo. El veterano novelista, condecorado con galardones como los premios Nada y Nacional de Narrativa presentaba ante un nutrido público ‘La rama que no existe’, un sensible acercamiento a las vidas de unos personajes marcados por la soledad y que invita a una reflexión sobre la importancia del arte como brújula capaz de dotar de sentido a una vida marcada por el absurdo.

Acompañado por la también escritora Isabel Abenia y el periodista Daniel Monserrat, Gustavo reflexionaba sobre la naturaleza de los autores como “lectores de libros que aún no existen”. De acuerdo a su propia dinámica, la literatura “nunca surge de ideas, del propósito de hablar de algo concreto. Surge de momentos concretos, situaciones en las que has imaginado a personajes salidos de tu imaginación”. Personajes que a menudo cargan con diferentes pesares, pues “todos los personajes literarios son seres heridos: nos interesan en la medida en la que muestran cicatrices”.

Personas como las que protagonizan su última novela, solitarias y apresadas en un triángulo amoroso de inestable equilibrio. El pintor Blanchard, que se retiró del mundo del arte para vivir en un pueblo de Cantabria, suscita la fascinación de Claudia, una profesora de literatura que llega al lugar huyendo de algo… Como narrador y testigo contamos con Gonzalo, compañero de Claudia y enamorado de ella, quien anotará  todos los sucesos que nosotros como lectores seguiremos a lo largo de las páginas de ‘La rama que no existe’.

Esta novela, enormemente visual gracias a la capacidad de Gustavo Martín para crear con las palabras escenas vívidas y plagadas de matices y colores, constituye una aproximación al abismo al que nos empujan las emociones y la necesidad del arte, “de algo que no existe”, para vivir. Al igual que “la literatura se nutre de las vidas que no hemos tenido”, las que sí hemos experimentado se sostienen sobre las ficciones que otros han creado. A través de párrafos de delicada prosa, dispuestos para ser paladeados poco a poco mientras las palabras se deslizan con suavidad, podemos explorar la existencia de estos personajes y meditar sobre los extremos que alcanza la vida y todas las facetas que contempla.  

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