ZARAGOZA | JUAN MARI SAURAS

La librería Cálamo de Zaragoza, vital referente de la escena cultural aragonesa, se unió a las filas del Festival Aragón Negro el viernes 26 de enero para acoger la presentación de la revista Prótesis, uno de los vehículos de difusión de la literatura negra más potente y veterana a nivel nacional.

Su director David Panadero y el escritor y habitual colaborador de la publicación Roberto Malo fueron acompañados en su disertación por Jesús Egido, fundador de la editorial Reino de Cordelia, la cual se encarga a día de hoy de difundir la revista. “Los crímenes definen muy bien a un país”. Con esa máxima, el que fuera veterano periodista antes de lanzarse al mar editorial explicó la idea detrás del reciente volumen editado por Prótesis como un monográfico dedicado a algunos de los delitos de sangre más famosos de la historia reciente. Pues los crímenes, “aunque nos repugnan, pueden ser amenos. Tienen un cierto impacto estético, y despiertan en nosotros poderosos juicios morales” relataba Panadero, fuerza motriz de una publicación que se ha mantenido gracias a su esfuerzo personal a lo largo de los años.

Los participantes incidieron en la importancia de estudiar los acontecimientos más oscuros que pueblan las páginas de la prensa, en busca de un retrato que caracterice a la sociedad. “La cultura y la educación es lo único que nos libra de estas barbaridades”, sentenciaba Jesús Egido con rotundidad.

Lo cual no obstaculiza a estos eruditos de la sangre para disfrutar de las enormes posibilidades de la novela negra, nacida según ellos al albor de la sociedad industrial y definida por maestros como Raymond Chandler o Dashiell Hammett tras el crack del 29. Un cataclismo que derribó las gruesas paredes de la sociedad para revelar la maquinaría pestilente que la accionaba. “Por primera vez, la gente se dio cuenta de que eran los poderosos, el gobierno, quienes robaban. Y estos autores mostraron ese mundo oscuro y corrompido a través de sus obras”. En las páginas de Prótesis se dan cita espeluznantes casos como el de las niñas de Alcásser o el asesinato de la familia Clutter, involuntarios protagonistas de la novela “A sangre fría” de Truman Capote. “Crímenes que nos permiten ver y sentir la realidad”, afirmaban. Y tal vez, dolernos por ella.

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