ZARAGOZA | JUAN MARI SAURAS E IRENE MAZANA
- Juan Bolea presenta en el Teatro Principal su nueva novela Sangre de Liebre
- El detective Florián Falomir se sumerge en un juego de sombras de la mano del cautivador Lu Sangara
El despacho “Las Cuatro Efes” ha abierto sus puertas al público en el Teatro Principal de Zaragoza. Su detective, Florián Falomir, recibe a Lu Sangara, un artista bohemio que lo seduce y, a la vez, lo perturba. Un ambiente inquietante inunda la sala y adentra a su público en el misterio de un nuevo caso detectivesco. No nos estamos refiriendo a una representación teatral, sino a la original y exitosa presentación de la nueva novela negra de Juan Bolea. El conocido escritor, periodista, divulgador cultural, Premio de las Letras Aragonesas de 2018 y director –y hoy protagonista– del Festival Aragón Negro ha presumido de poder de convocatoria al llenar la sala, un hito poco común tal y como nos recordaba su editor Gregori Dolz, para la presentación en sociedad su nuevo libro.

“Sangre de Liebre” es el título que recibe la segunda novela de la serie protagonizada por el detective Florián Falomir. Descrita como “una novela psicológica con entidad propia que nos sorprenderá con nuevas voces y caminos”, la intrigante historia que tiñe sus páginas ha prendido las expectativas del público asistente como sólo las historias de los grandes referentes del género son capaces de lograr.
Dos grandes escritoras, sus “ángeles tutelares”, lo han acompañado. Ellas son Isabel Abenia, escritora de novela histórica y Cristina Higueras, actriz y productora teatral. Los tres han transmitido cercanía y confianza y han conseguido crear un ambiente muy familiar en el que no fue difícil sumergir al público en la trama del nuevo caso del detective Falomir.
Tras lo que parecía ser una presentación al uso de una nueva novela, nos han sorprendido con la dramatización de las primeras páginas de “Sangre de Liebre”, desde las que ya se presiente el misterio y se sientan las bases de la trama. Lu Sangara, personificado por Isabel Abania, acude a Florián Falomir, interpretado por Cristina Higueras, porque en una noche de juerga en compañía de Denise, una amante, ha perdido el reloj que su mujer le había regalado el día de su compromiso. Desazonado, va en busca de las dotes del astuto Flo para que lo recupere antes de su cena de aniversario. Pasiones, fortuna, sexo, avaricia… Los elementos que bailan al son de un ritmo trepidante y se despliegan en el tapiz que Juan Bolea teje con mano experta para sumergirnos en las profundidades de un submundo oscuro y desconocido

En palabras de Isabel Abania, la obra de Juan Bolea ha dado un salto con la transición de Martina de Santo a Florián Falomir. La escritora lo ha comparado con la novela picaresca, con la evolución del caballero andante al noble empobrecido. Falomir representa al hombre terrenal, vividor, hedonista, pero también astuto, inteligente y lleno de humor.
Cristina Higueras ha destacado la delicadeza de Bolea a la hora de crear sus personajes con pocas pinceladas y conseguir que el lector visualice sus rostros e, incluso, “los escuche respirar”. Cada uno revela una entidad propia que, destapando sus debilidades, lo hace escapar del cliché y lo llena de humanidad. Higueras piensa que le humor no tiene por qué ser incompatible con el género negro y que la novela “está llena de ternura”. Además, la forma de presentar los lugares del territorio aragonés la hacen una obra muy visual y cinematográfica.: “tiene todos los ingredientes para poder verla en la gran pantalla”.

Juan Bolea, durante la elaboración de los personajes, ha tomado como referente a Onetti, a quien cita en la primera página de la novela. Desde una mirada mágica y mesiánica, ha ‘buceado’ en cada uno de ellos, sin prejuzgarlos y presentándolos tal y como son. Es así como el autor quiere, además, reflejar la forma de ser de los aragoneses. En especial, el personaje de Flo encarna ciertos valores comunes al carácter de nuestra tierra y con el que, de alguna forma, podríamos sentirnos identificados: la hospitalidad, la lucidez, el humor “somardo” y la universalidad se corresponden claramente con la implicación emocional del detective, con su astucia, con su humor y con la mezcla entre hombre costumbrista y hombre de mundo, respectivamente.
Un nuevo desconocido, oscuro y mefistofélico, ha entrado en la vida de Falomir. La curiosidad del detective lo hará indagar en su corazón humano y será inevitable que el lector lo acompañe.