UTEBO | RAMÓN RUIPÉREZ

Magia, erotismo y héroes son los tres ejes que, conformando un solo leitmotiv, vertebran esta sexta edición de Aragón Negro, y Utebo ha acogido este viernes 25, un acto muy especial centrado en uno de esos tres ejes: los héroes. Ha sido, concretamente, una gala, ideada desde la dirección del Festival, que se ha celebrado en el Teatro Municipal Miguel Fleta y cuyo carácter, netamente local pero sumamente extraordinario, ha conseguido que las más de cien personas que se han congregado en el teatro hayan pasado una velada inolvidable.

Cuántas veces hemos escuchado esa frase que reza que no todos los héroes llevan capa. Y es que, lejos de asociar los conceptos de heroísmo o heroicidad con acciones que requieren de superpoderes que trascienden las aptitudes normales y meramente físicas del ser humano, en el FAN se ha centrado el foco en una tipología muy especial de héroes, esto es, en todas esas personas que, por unos u otros motivos, han desarrollado, o desarrollan, acciones que, a los ojos de los demás, son heroicas. A veces son modos de vida. A veces son acciones relacionadas con el ámbito laboral. A veces son actitudes ante las adversidades. A veces son un poco de todo lo anterior.

Tomando como premisa estos ingredientes y realizando una traslación de los mismos a los uteberos, en la gala celebrada en el teatro, titulada Héroes, se ha rendido un bonito y emotivo homenaje a tres vecinos que, elegidos entre los vecinos de Utebo de manera completamente espontánea, representan esos valores antes mencionados. Así, en la gala de esta tarde, a la que han asistido, además, numerosas autoridades de la localidad, se ha puesto en valor esa formidable tipología de heroicidad, por tres motivos bien diferenciados, de esos tres uteberos. Y todo ello trufado, además, de actuaciones musicales en modo de rap con letras llenas de mensaje y con la actuación final de un mago que ha hecho las delicias de todo el público.

Los héroes, uno a uno

Los héroes homenajeados han sido tres; por un lado, Gemma, una joven vecina de la localidad con unas circunstancias vitales muy especiales, y es que, siendo adolescente, tuvo que renunciar a los estudios por cuidar a su padre, enfermo. Pero su fortaleza, su tesón y su valentía, su heroísmo en mayúsculas, tuvieron recompensa. Su padre superó la enfermedad, y ella afronta la vida con una sonrisa formidable, volcándose con una energía increíble en todas cuantas empresas realiza y hasta el punto de estar trabajando en la puesta en marcha de un proyecto para ayudar a adolescentes que tengan que afrontar la misma tesitura que ella. Una luchadora con mayúsculas y una heroína en toda regla que, además, lleva la humildad por bandera cuando afirma, sincera y espontáneamente, que ella no se advierte como una heroína o como un espejo en el que nadie deba mirarse. Que, en cualquier caso, héroe es su padre, que es quien superó un cáncer, luego un ictus que le dejó hemipléjico y, a pesar de todo, volvió a andar.

En segundo lugar, otra heroína, Pilar, una enfermera de 53 años del barrio de Malpica de la que destaca su bondad, su cercanía, su implicación, su buen hacer y su profesionalidad. Una mujer que, en sus propias palabras, tampoco se advierte como ninguna heroína sino que, simplemente, se ve como una mujer que ama su trabajo, eminentemente vocacional, y sufre y disfruta y ríe y llora con él. Que trata a las personas y cuando llega a su casa sigue pensando en ellas, en cómo estarán, en qué tal les habrá ido. Una mujer que vive, y se desvive, por los demás.

Y, por último, Adán, todo un ejemplo de superación personal. Alguien que, a sus 36 años, tiene un pasado marcado por diversos problemas y adicciones pero que en un momento dado supo reconducir su vida, hacer un punto de inflexión en ella y hacer borrón y cuenta nueva. Pero no solo eso. Porque, tras dos años y medio limpio de adicciones y ya superadas todas estas trabas que tanto condicionaban su vida, ha decidido ayudar a todos cuantos, por unas circunstancias u otras, se hallan actualmente en una situación análoga a la que él vivió. Sin duda, otro ejemplo de heroísmo que, al igual que sus compañeras heroínas, tampoco se ve a sí mismo como ningún héroe y no duda en señalar a un tercero, en este caso a su novia, como la auténtica heroína y el cayado en el cual se apoyó para superar sus adicciones.

Sí, los héroes, a veces, no llevan capa, y viven entre nosotros aunque no lo sepamos. Y, lo más curioso de todo, es que ellos no son conscientes de que lo son y, cuando alguien les señala como tal, se sorprenden y no dudan en señalar a alguien como el catalizador de esa heroicidad. O, simplemente, en decir que ellos no lo son. Que, en todo caso, son otros y por otros motivos.

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